Treinta minutos después del debate presidencial, escuché a tres altos funcionarios de la campaña presidencial demócrata y todos tuvieron la misma reacción ante la actuación del presidente Biden: fue un desastre.

No es solo que Biden no le estuviera lanzando un guante a Donald Trump en materia de economía, Roe v. Wade, covid, impuestos, temperamento o cualquier otra cosa que haya sido cuestionada. Fue el tono de voz de Biden (bajo y débil) y la expresión facial (congelada, con la boca abierta, leve sonrisa) lo que hizo que sus respuestas fueran confusas, poco claras o terminaran en confusión. Hizo comentarios sobre la atención médica y el aborto que no tenían un punto fuerte, dándole a Trump la oportunidad de decir: “Realmente no sé lo que dijo al final de esa oración, no creo que lo sepa”. lo que dijo.”

Uno de los demócratas dijo que estaba asustado. Otro dijo que hasta el momento era la actuación del “emperador desnudo”. Un tercero dijo sobre el desempeño general: “No preguntes”.

Trump ha mentido repetidamente durante los debates sobre la pandemia, la inmigración y Roe v. Wade, pero Biden no lo ha responsabilizado por esas mentiras de manera memorable. En ocasiones, Trump atacó a Biden, pero el presidente no contraatacó.

Frank Luntz, un veterano moderador de grupos focales que realizó un grupo focal en vivo durante el debate, escribió sobre su respuesta hasta el momento: “El grupo está muy molesto con la voz y la apariencia de Biden. Pero los ataques personales de Trump los están enojando aún más”.

“Si Trump habla menos”, dijo Luntz, “gana. Si Biden no deja de hablar, pierde”.

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